10/10/09

SEGOVIA, DÍA 3 (15/05/09)


Como mirar a Segovia por encima del hombro sin desfallecer en el intento.


¡Feliz cumpleaños cariño! Así empezó y terminó el día. Entre medias, una jornada soleada y sin una sola nube en el cielo[1]. Comenzamos el día dando una vuelta por la zona centro, en busca de los necesarios recuerdos (como, por ejemplo, el chorizo de Cantimpalos). En Madrid era día festivo, así que todo estaba hasta arriba de gente.

La Iglesia de San Martín, en la Plaza de Medina del Campo. También destaca la estatua de Juan Bravo, líder rebelde en Segovia durante la Guerra de las Comunidades. Nuestro hotel estaba justo detrás, así que conocemos bien esta instantánea.

La plaza del Azoguejo y el Acueducto asisten a la marea de homínidos, cuyas crías se lo pasan genial en el tiovivo. A la izquierda está la Oficina de Información: ahí podéis encontrar todo el atrezo relacionado con el cochinillo que os podáis imaginar.

Después de las agotadoras compras era el momento de tomar un refrigerio en la vinacoteca La bodega del Barbero, un pequeño local cerca de la Plaza de Medina del Campo. Nos encontrábamos en la terraza de la vinacoteca, disfrutando del buen tiempo y...

... de las vistas de la Alhóndiga (antiguo almacén municipal de grano que ahora hace las veces de archivo) cuando, de repente, sucedió. Y fui iluminado con una visión, una revelación definitiva...

¡Es la hora del cochinillo!
G&G: En esta ocasión no nos desplazamos muy lejos y optamos por el restaurante de la pensión donde nos quedábamos (El Hidalgo). El restaurante es grande, con varias mesas en el patio de la casa y un par de comedores normales. Evidentemente el patio estaba lleno, así que nos toco en una zona menos glamurosa. El menú: judiones de La Granja y, por supuesto, cochinillo (te había echado de menos, amigo). Postre y vino por 22.5 €/persona. Esta vez el cochinillo estaba en su punto (babas), mucho mejor que ayer (más babas)[2].
La visita al Alcázar fue la excusa perfecta para bajar la copiosa comida. La entrada cuesta 4 € (3 € si eres estudiante) y da derecho a visitar la planta baja del edificio, que ha sido remodelada en plan museo y donde se agolpan decenas de recuerdos medievales.

Tendremos que pagar 2 € adicionales si queremos acceder a la Torre de Juan II. Esto último es imprescindible, ya que disfrutaremos de 156 escalones de subida[3] y de unas vistas espectaculares de Segovia y de los valles de los ríos Clamores y Eresma.
Vistas del valle del río Eresma y de los jardines del Alcázar. Ante estas vistas uno comprende porque, desde los primeros asentamientos, este bastión ha estado poblado: es totalmente inaccesible[4] por tres de sus costados.
Vistas de la catedral, Segovia y la sierra de Guadarrama desde la Torre de Juan II. No apto para gente con miedo a las alturas o a los grupos de adolescentes histéricos haciéndose ingentes fotos digitales de grupo.

Puede que fuera porque en Madrid era fiesta, pero el Alcázar estaba a rebosar. Esto contrasta con la poca gente que había en la catedral del día anterior (y mi impresión es que hoy no sería muy distinto). Puesto que ambos monumentos tienen un precio similar y ambos tienen una torre para admirar Segovia desde el cielo, ¿por qué esta diferencia de gentío? Posiblemente por (1) esa extraña sensación “pero si a la iglesia de mi pueblo entro gratis y es mucho más bonita” que nos recorre al tener que pagar para entrar en edificio religioso, y (2) las ganas que les ponen las administraciones: mientras que el Alcázar se ve con ganas de ser rentable, mejorar, y dar los servicios necesarios; la catedral se muestra cansada y con lo puesto, empeorando aún más el punto (1).

Tras la visita al Alcázar nos dirigimos hacia la Judería y las murallas por la calle de Daoíz (con parada técnica en el Bar Socorro, 2 € caña + tapa). Los más llamativo del trayecto es...
La salida a extramuros por la Puerta de San Andrés. Aquí tenéis una vista lateral de la misma, con la torre de la (vacía) catedral al fondo.
Sentarse a ver la tarde pasar por el Paseo del Salón. Aquí tenéis una vista de la Puerta de la Luna: la del Sol se encuentra al final del paseo, todo recto a la derecha. También fantásticas las casas en las murallas, con sus ventanales y sus balcones ¡Quien pillara una!

El resto del día transcurre tranquilo, la noche llega rápido, y el despertador nos recuerda que ya es día 16 y toca regresar a Madrid[5]. En la Plaza de la Artillería tomamos la línea 11, que en 15 minutos nos deja en la estación del AVE, que en 25 minutos nos deja en Atocha. Sólo queda decir: hasta la próxima, Segovia (babas).


Día 2 (14/05/09) Segovia (CINEMA2)

[1] La mitad de nuestro equipaje para estos días era ropa de abrigo debido a que las previsiones eran de lluvia y frío. Todo correcto, vamos.

[2] Carol: “¡Qué pena el cochinillo... era tan pequeñito e inocente!”
Trimuti: “¡Qué pena el cochinillo... está tan sólo en su plato! Vamos a darle un hogar.”
Evidentemente mi postura es mucho más positiva: yo me preocupo por el futuro del cochinillo, mientras que Carol sólo hace que recordarle su ya inevitable pasado

[3] Disfrutar del cansancio del resto de visitantes a la subida y de su mareo a la bajada compensan con creces el esfuerzo realizado.

[4] Excepto, quizá, para Iker y Eneko Pou.

[5] No, no falta ninguna cena. La ingesta regular de viandas durante los 3 días del viaje logró cebarnos. ¡Prometo que no volverá a pasar!

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