21/10/09

LA GOMERA, DÍA 1 (29/05/09)


Por las sendas de verde laurisilva.


La forma tradicional de llegar a La Gomera es en ferry desde el puerto de Los Cristianos, al sur de Tenerife. Es barato, cómodo y te deja en San Sebastián de La Gomera, la capital de la isla. El estupor llegó al grupo cuando decidimos ir en avión: seguramente haya sido la primera y última vez para casi todos. Las razones fueron el horario (9:00 vs 7:00, para llegar prácticamente a la vez), que había conexión directa entre el aeropuerto y el comienzo de la excursión, y que el precio no fue desorbitado, 30 € por persona. Así pues, y tras unas turbulencias que nos dejaron cara de “por eso la gente viene por mar”, embarcamos en la guagua[1] rumbo a la degollada de Peraza (2.5 €), lugar de inicio de LaGOMITA09. Por comodidad, he dividido esta primera etapa en tres tramos.


Primer Tramo: Degollada de Peraza (940 m) – Alto de Garajonay (1487 m)

Al principio el camino transcurre por las cañadas de Peraza, rodeadas de monte bajo, para luego adentrarse en el bosque a la altura de Los Roques. Por desgracia hay varios tramos de pista y asfalto hasta llegar al Parque Nacional de Garajonay: se nota que normalmente la gente prefiere el coche para llegar desde San Sebastián al Parque o a lugares intermedios donde pueden aparcar y darse una vuelta por la naturaleza. Debido a esto hay varios puntos críticos en la señalización del camino, sin duda realizada por la Calculadora Humana[2] durante su estancia Erasmus en La Gomera.

Los cinco intrépidos protagonistas de LaGOMITA09.

La primera parte del camino transcurre por pistas y monte bajo, con la silueta del Teide permanentemente a nuestras espaldas.

Primer punto crítico: Tras un kilómetro salimos de la pista y llegamos a un tramo de carretera donde no hay ninguna señalización. Gracias a las indicaciones de un alemán de La Gomera seguimos de forma correcta hacia la derecha.

Segundo punto crítico: Aquí el problema no fue la señalización, sino la chuletada que se estaba realizando en la Ermita de Las Nieves. Sufrimos la típica mirada de “¿Qué hacen de pateo? Con lo bien que se está esperando la carnaza con una cerveza en la mano...” por parte de los chuleteros. Se sucedieron momentos de tensión y las ganas de dejar todo y pedir una panceta. Pero fuimos fuertes. Y continuamos por la senda hacia Los Roques.

Entramos entonces en un tramo de bajada más verde, pero aún poco frondoso, que nos lleva hasta el Monumento Natural de Los Roques. Estas formaciones se fraguan cuando la lava asciende por un conducto volcánico, solidificándose y taponándolo. Después, el paso de los años hace que las capas mas blandas vayan desapareciendo, quedando la roca compacta al descubierto[3].
El más impresionante es el roque de Agando (izquierda), acompañado por los roques de Ojila, la Zarcita y Carmona. Al llegar a la falda del roque de Agando volvemos al asfalto, el cual dejaremos momentáneamente para alcanzar el mirador de Los Roques[4].
El roque de Agando en todo su esplendor desde el mirador de Los Roques. Esta formación alcanza los 1182 metros en su punto superior y unos 1050 a la altura de la carretera. Al fondo podemos ver el barranco de Benchijigua.
Este es un buen momento para tomar un descanso en el mirador de Los Roques (izquierda), ya que aquí empieza la verdadera subida hacia el alto de Garajonay. Tras un nuevo tramo de carretera nos adentramos de verdad en el bosque y sólo volveremos a ver el Sol en un par de tramos de asfalto y pistas que se adentran en el monte. Los siguiente puntos críticos son en estos cruces de caminos.

Tercer punto crítico: el sendero llega a una pista y, por desgracia, las indicaciones no son claras. Nosotros continuamos de frente por la pista, pero tras un rato fue claro que este camino no era el correcto: dimos la vuelta y, ahora sí, tomamos el estrecho sendero que partía a la derecha de la pista.

Cuarto punto crítico: Un nuevo cruce de caminos y carretera, ya al pie del alto de Garajonay. Esta vez preguntamos a un guarda del Parque, el cual, dando muestras de su competencia, fue incapaz de indicarnos como subir andando. Tras una pequeña exploración de la zona encontramos, de nuevo a la derecha de la pista para los coches, el sendero correcto.

Aquí la subida se hace muy dura hasta que llegamos a la encrucijada final: el ascenso al alto de Garajonay por la izquierda (2 km), la bajada a Los Cedros por la derecha. Por el tiempo y el cansancio el grupo se dividió en dos: Adriana, Jairo y Norberto giraron hacia Los Cedros, mientras que Juan y yo seguimos hacia el alto de Garajonay. Este es el punto más alto de la isla con 1487 metros y debe su nombre a la leyenda del romance de Gara y Jonay; princesa de Agulo ella, guanche de la isla de Tenerife él.

Lo primero que descubrimos fue que esos dos largos kilómetros eran, en realidad, tan solo medio[5], y lo segundo que las vistas son espectaculares:

El Teide y Los Roques desde el alto de Garajonay. Nuestros pasos ya se han perdido entre los rumores de los árboles, pero la chapuza en la señalización seguirá ahí por siempre.

El norte de La Gomera desde el alto de Garajonay. Nos adentraremos en la espesura de la laurisilva en breves momentos.

Ninguna fémina puede ya negar que Juan tiene un auténtico volcán entre las piernas.

Aquí damos por concluido el primer tramo de la excursión y empezamos el segundo, que nos llevará hasta Los Cedros.


Segundo tramo: Alto de Garajonay (1487 m) – Los Cedros (800 m)

Este tramo es todo en bajada y, ahora sí, nos adentramos en lo más profundo de la laurisilva del Parque Nacional de Garajonay: el verde intenso de los árboles centenarios, el sendero sinuoso del Barranco del Cedro, la compañía de los riachuelos y un claro objetivo para Juan y para mí, el de dar caza a nuestros escapados compañeros.

No sé si prefiero que me pisen los talones estos dos o un Predator.

Yo bautizo este abundante riachuelo como el “Arroyo del Cedro”.


Esta vez las indicaciones dentro del Parque son fáciles de seguir y nos reagrupamos en la Ermita de Nuestra Señora de Lourdes (arriba). Ya nos queda menos para Los Cedros, a donde llegamos a eso de las 16:00 con unas ganas locas de reposar en el Bar/Restaurante/Camping/Casa Rural/Información La Vista.

Hora de recuperar fuerzas con un buen potaje de berros y una cerveza fría. Tranquilos, que el cochino, la ensalada y las papas arrugadas con mojo están en camino: no se van a librar de ésta (punto positivo para el Bar/Restaurante).

Tras la caminata de la mañana y la copiosa comida nada mejor que una pequeña siesta al calorcillo del volcán de Juan (punto positivo para el Camping/Casa Rural).
¡Despierta Adriana, que aún tenemos que bajar a Hermigua!


Tercer tramo: Los Cedros (800 m) – Hermigua (150 m)

El último tramo del día es la bajada hacia Hermigua por el barranco de Monteforte. La salida del sendero es desde el propio camping, así que podéis pedir indicaciones en el restaurante[6]. La bajada es fantástica y sin contemplaciones, con Hermigua siempre al frente y las paredes de roca rodeando el resto. La única pega es la canalización de agua del arroyo del Cedro, que según descendemos es cada vez más patente en forma de tuberías y pequeñas presas.

Hermigua nos saluda al final del barranco. El Salto del Cedro nos marca el único sentido posible: 600 metros to pa’bajo.

El Barranco de Monteforte en azul y negro desde la presa de Los Tiles. Por desgracia la presencia humana es cada vez más patente según descendemos.

Los intrépidos excursionistas hacen un pequeño alto en el camino para admirar la parte media del barranco. La laurisilva ya quedó atrás y ahora estamos rodeados de palmeras y matorrales.

Al acercarnos a Hermigua empezamos a encontrarnos con casetas de pastores y sus animados inquilinos, las cabras.
Aquí parecen muy simpáticas, pero cuando el grupo pasó se lanzaron a por Juan. Insensatas.

A eso de las 19:30 llegamos a Hermigua. La guagua hacia Vallehermoso, donde pasaríamos la noche, no pasaba hasta las 22:00, así que teníamos tiempo para tomar una reparadora cerveza. Hermigua está construido en los dos bordes de la carretera, así que la seguimos hasta que llegamos al primer bar, situado en frente del campo de fútbol.

Y allí conocimos a Juan “Bicharraco”, esperpento local de taberna que hizo un gran papel dando vida al Mago de Oz: a Dorothy, encarnada por Adriana[7], le contó bonitas historias sobre prostitución en su lugar de origen, Texa... digo, el barrio del Toscal; al espantapájaros, encarnado por mi mismo, le contó descerebradas historias sobre robos de móviles en el Parque del Retiro de los años 70 (mucho antes de que hubiéramos nacido); al hombre de hojalata, encarnado por Norberto, le contó como había fundado la comuna hippie de La Palma muchos años atrás; y finalmente, al león cobarde, encarnado por Jairo,... pues como cobarde que es evitó su turno gracias a Bebeto, el otro inquilino del bar en esos momentos y que nos ayudó a librarnos de las fábulas de Juan “Bicharraco”[8]. En todo este teatrillo nuestro Juan sería la Bruja del Oeste, ya que no hay nada que lo dañe más que el contacto con el agua.

Capeamos el temporal como se pudo hasta que, a las 21:15 ¡apareció nuestra guagua con 45 minutos de antelación! Los horarios de los autobuses no estaban actualizados en la red como debería, algo que ya han subsanado: la guagua sale de San Sebastián a las 20:30. Carrera y cabreo del conductor. 3 € y a las 22:00 llegamos a la Plaza de la Constitución, en Vallehermoso. Nos quedamos en el Hotel Rural Triana: nuevo y con encanto (unos 30 € por habitación doble, desayuno incluido). La cena, a base de raciones ricas en fritanga regadas con vino del país y cerveza, fue en el restaurante El Tonel[9], recomendación de la encargada del hotel. El resto de la noche pasó rápido entre risas, cartas y copas de anís; y acabó con un merecido y reparador sueño ¡que mañana es la etapa dura!


LA GOMERADía 2 (30/05/09)

[1] Para los no familiarizados con las Islas Canarias, guagua es autobús. Aquí podéis encontrar más palabras y términos autóctonos.

[2] La Calculadora Humana es un maestro en cálculo mental, cálculo rápido. Si en el bar en que esté como camarero le pides 4 copas, inmediatamente sabrás el precio justo: ”son 20.40 €”. ¿Cuánto cuesta una copa?, preguntarás. “3.50€ cada una”, será su respuesta. ¿Y como puede ser que 4 copas a menos de 4 euros cuesten más de 20?, cuestionarás al Universo. Pero si cuela, cuela.

[3] Y que conste que no lo digo yo, si no los expertos del Gobierno de Canarias en un extenso documento sobre el Monumento Natural de Los Roques.

[4] Aún no es tarde para regresar en dirección a la degollada de Peraza y reclamar nuestra suculenta panceta...

[5] Una nueva travesura de la Calculadora Humana, siempre tan eficaz a la hora de redondear por lo alto.

[6] Que conste en acta que las indicaciones de la hostelera local fueron mucho mejores y más precisas que las del trabajador del Parque en su momento. Punto positivo final para la Información.

[7] Y con su perrito Ori en el papel de Totó.

[8] De repente todo el mundo empezó a recibir llamadas muy urgentes y a tener unas ganas locas de tomar el aire. Cerveza en mano, eso sí.

[9] También podría ser “El Barril” o “La Tinaja”. Sólo se sabe que hay un barril en la puerta del restaurante situado en la calle Guillermo Ascanio Moreno 10, Vallehermoso, La Gomera.

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