Segundo punto crítico: Aquí el problema no fue la señalización, sino la chuletada que se estaba realizando en la Ermita de Las Nieves. Sufrimos la típica mirada de “¿Qué hacen de pateo? Con lo bien que se está esperando la carnaza con una cerveza en la mano...” por parte de los chuleteros. Se sucedieron momentos de tensión y las ganas de dejar todo y pedir una panceta. Pero fuimos fuertes. Y continuamos por la senda hacia Los Roques.
| Entramos entonces en un tramo de bajada más verde, pero aún poco frondoso, que nos lleva hasta el Monumento Natural de Los Roques. Estas formaciones se fraguan cuando la lava asciende por un conducto volcánico, solidificándose y taponándolo. Después, el paso de los años hace que las capas mas blandas vayan desapareciendo, quedando la roca compacta al descubierto[3]. El más impresionante es el roque de Agando (izquierda), acompañado por los roques de Ojila, la Zarcita y Carmona. Al llegar a la falda del roque de Agando volvemos al asfalto, el cual dejaremos momentáneamente para alcanzar el mirador de Los Roques[4]. |
Tercer punto crítico: el sendero llega a una pista y, por desgracia, las indicaciones no son claras. Nosotros continuamos de frente por la pista, pero tras un rato fue claro que este camino no era el correcto: dimos la vuelta y, ahora sí, tomamos el estrecho sendero que partía a la derecha de la pista.
Cuarto punto crítico: Un nuevo cruce de caminos y carretera, ya al pie del alto de Garajonay. Esta vez preguntamos a un guarda del Parque, el cual, dando muestras de su competencia, fue incapaz de indicarnos como subir andando. Tras una pequeña exploración de la zona encontramos, de nuevo a la derecha de la pista para los coches, el sendero correcto.
Aquí la subida se hace muy dura hasta que llegamos a la encrucijada final: el ascenso al alto de Garajonay por la izquierda (2 km), la bajada a Los Cedros por la derecha. Por el tiempo y el cansancio el grupo se dividió en dos: Adriana, Jairo y Norberto giraron hacia Los Cedros, mientras que Juan y yo seguimos hacia el alto de Garajonay. Este es el punto más alto de la isla con 1487 metros y debe su nombre a la leyenda del romance de Gara y Jonay; princesa de Agulo ella, guanche de la isla de Tenerife él.
Lo primero que descubrimos fue que esos dos largos kilómetros eran, en realidad, tan solo medio[5], y lo segundo que las vistas son espectaculares:
Y allí conocimos a Juan “Bicharraco”, esperpento local de taberna que hizo un gran papel dando vida al Mago de Oz: a Dorothy, encarnada por Adriana[7], le contó bonitas historias sobre prostitución en su lugar de origen, Texa... digo, el barrio del Toscal; al espantapájaros, encarnado por mi mismo, le contó descerebradas historias sobre robos de móviles en el Parque del Retiro de los años 70 (mucho antes de que hubiéramos nacido); al hombre de hojalata, encarnado por Norberto, le contó como había fundado la comuna hippie de La Palma muchos años atrás; y finalmente, al león cobarde, encarnado por Jairo,... pues como cobarde que es evitó su turno gracias a Bebeto, el otro inquilino del bar en esos momentos y que nos ayudó a librarnos de las fábulas de Juan “Bicharraco”[8]. En todo este teatrillo nuestro Juan sería la Bruja del Oeste, ya que no hay nada que lo dañe más que el contacto con el agua.
Capeamos el temporal como se pudo hasta que, a las 21:15 ¡apareció nuestra guagua con 45 minutos de antelación! Los horarios de los autobuses no estaban actualizados en la red como debería, algo que ya han subsanado: la guagua sale de San Sebastián a las 20:30. Carrera y cabreo del conductor. 3 € y a las 22:00 llegamos a la Plaza de la Constitución, en Vallehermoso. Nos quedamos en el Hotel Rural Triana: nuevo y con encanto (unos 30 € por habitación doble, desayuno incluido). La cena, a base de raciones ricas en fritanga regadas con vino del país y cerveza, fue en el restaurante El Tonel[9], recomendación de la encargada del hotel. El resto de la noche pasó rápido entre risas, cartas y copas de anís; y acabó con un merecido y reparador sueño ¡que mañana es la etapa dura!
LA GOMERA | Día 2 (30/05/09) |
[1] Para los no familiarizados con las Islas Canarias, guagua es autobús. Aquí podéis encontrar más palabras y términos autóctonos.
[2] La Calculadora Humana es un maestro en cálculo mental, cálculo rápido. Si en el bar en que esté como camarero le pides 4 copas, inmediatamente sabrás el precio justo: ”son 20.40 €”. ¿Cuánto cuesta una copa?, preguntarás. “3.50€ cada una”, será su respuesta. ¿Y como puede ser que 4 copas a menos de 4 euros cuesten más de 20?, cuestionarás al Universo. Pero si cuela, cuela.
[3] Y que conste que no lo digo yo, si no los expertos del Gobierno de Canarias en un extenso documento sobre el Monumento Natural de Los Roques.
[4] Aún no es tarde para regresar en dirección a la degollada de Peraza y reclamar nuestra suculenta panceta...
[5] Una nueva travesura de la Calculadora Humana, siempre tan eficaz a la hora de redondear por lo alto.
[6] Que conste en acta que las indicaciones de la hostelera local fueron mucho mejores y más precisas que las del trabajador del Parque en su momento. Punto positivo final para la Información.
[7] Y con su perrito Ori en el papel de Totó.
[8] De repente todo el mundo empezó a recibir llamadas muy urgentes y a tener unas ganas locas de tomar el aire. Cerveza en mano, eso sí.
[9] También podría ser “El Barril” o “La Tinaja”. Sólo se sabe que hay un barril en la puerta del restaurante situado en la calle Guillermo Ascanio Moreno 10, Vallehermoso, La Gomera.
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