22/10/09

LA GOMERA, DÍA 2 (30/05/09)


Bandera amarilla en el circuito rural de La Mérica.


El día comienza con el grupo arrasando el desayuno del hotel, como no podía ser de otra forma. Hoy es un día duro, con más de 20 km de subidas y bajadas, y puede dividirse en dos tramos.


Primer tramo: Vallehermoso (200 m) - Las Hayas (1000 m)

La caminata empieza a eso de las 10:00 al final de la Calle Triana, donde tomamos hacia la derecha la carretera de Los Loros. El día es soleado (sudor) y hay mucha gente trabajando en el campo. A la altura de Los Chapines tomamos el primer desvío: dejamos por fin el asfalto y nos adentramos en una pista. Si el día está despejado (como sigue siendo nuestro caso) el calor es insoportable, ya que no hay muchos árboles, así que es vital aprovechar lo que se pueda las sombras del camino. Antes del final de la pista está el segundo desvío, otra vez a la derecha, y con el que tomamos el sendero que sube hasta los Risquillos de Corgo, ya a la altura de la altiplanicie del Parque Nacional de Garajonay. El sendero discurre al principio entre bosques y estaba bastante mal cuidado, lleno de matorral y cardos. Supongo que la primavera y la falta de tránsito son los culpables[1]. El tramo final de la subida se realiza por la laurisilva del Parque Nacional, ya por sendero ancho y limpio ¡cómo se notan los galones! Las mejores vistas de la subida las tenemos al coronar los Risquillos de Corgo, tanto por la belleza de La Gomera como por saber que ya no tenemos que subir más.

Vista del barranco del Valle desde los Risquillos de Corgo, a 1050 metros de altura. A lo lejos el mar, con Vallehermoso y el Roque Cano marcando nuestra salida. Se aprecia el cambio de vegetación, cada vez más densa según se gana altura.
Si hacemos un zoom...

… podemos ver una panorámica mejor de Vallehermoso.

Tras disfrutar de las vistas continuamos nuestro camino hacia Las Hayas, que la hora de comer se acerca y el desayuno lo dejamos a media ascensión. Rápidamente llegamos a un tramo de carretera. Las indicaciones en este punto son para los coches, no para los senderistas (genial), así que la “pista a la derecha: Las Creces” que marca la señal está, en realidad, unos 150 metros más adelante. Esta pista nos lleva sin problemas a Las Hayas tras pasar por el merendero de Las Creces. El camino es amplio y muy concurrido (hay quien se va encontrando a conocidos), así que no hay forma de perderse.

Y finalmente llegamos a Las Hayas, justo detrás de su Ermita. El hambre ya es atroz y tenemos que encontrar el restaurante La Montaña: desde la Ermita seguid de frente hasta la carretera y tomad sentido descendente. Tras una curva en herradura...¡ahí está![2]. A pesar de su nombre este restaurante es conocido por todos como Casa Efigenia, y es todo un clásico en las visitas a La Gomera. Nos sentamos, pedimos unas cervezas a Tronco-chan, el asiático camarero del lugar, y le preguntamos sin mucho éxito por la carta. Ante nuestra insistencia, y dado su nulo conocimiento del castellano, decidió llamar a la mismísima Efigenia, la cual nos explico muy amablemente que ella, la Reina de la Montaña, sólo servía gofio y verduras. Sólo gofio y verduras. Eran las 14:00, demasiado tarde para salir de allí en busca de algo de carnaza capaz de recuperar lo perdido en la dura subida, así que comimos sólo gofio y verduras. Todo muy rico, pero ¡gofio y verduras! Aún tiemblo al recordarlo...


Segundo tramo: Las Hayas (1000 m) - Valle Gran Rey (nivel del mar)

Tras la comida de rápida digestión comienza el segundo tramo del día. El camino comienza justo enfrente del restaurante y nos llevará hasta el mirador del Santo, pasando por Acardece (que no es poco[3]) primero y por Arure después. Este trayecto transcurre casi siempre por asfalto y rodeados de palmeras y monte bajo, siendo lo más destacado de la fauna local las crías de motorista casero y los osos hormigoneros[4].

Fotoresumen del camino entre Las Hayas y el mirador del Santo: asfalto, palmeras, monte bajo y parcelas a ambos lados del camino. Un transito no muy espectacular pero necesario.

Ya en el mirador del Santo nos tomamos un descanso: las vistas del barranco de Taguluche son espectaculares y estuvieron amenizadas por la música del guateque que se estaba realizando en el propio Taguluche, 700 metros debajo nuestra: o la acústica del barranco es primorosa o la música estaba un poco alta.
Sobre el horizonte del barranco de Taguluche se dibuja el perfil de La Palma.
No apto para aquellos con problema de alturas, sobre todo cuando te alejas del mirador y ves que su parte inferior es un local a medio construir.
Momento de relajación en el mirador del Santo. Nuestras caras no reflejan el cansancio de la extenuante jornada, sino el recuerdo del gofio y las verduras.

Nuestro camino continúa por el llano del Pedregal hasta llegar a La Mérica:

Fotoresumen del paseo por el llano del Pedregal. A la derecha: caída de 600 metros. A la izquierda: caída de 600 metros. Al frente: terreno yermo. Por todos los lados: las cabras.

La cabra de Dorada vigila nuestros pasos. Normal que el primero que se cae en una excursión no se libre nunca de pagar la primera ronda.
El Barranco de Arure desde lo alto. Valle Gran Rey es una mancha blanca en el azul del mar y... ¿qué ha sido ese ruido? ¿No era el timbre de un microondas? ¡Corred, insensatos!
Huyendo de las cabras llegamos a La Mérica[5], un altiplano a unos 700 metros de altura al final del risco de Perico. La retransmisión de los hechos por parte de Antonio Lobato habría sido más o menos así:

"¡¡Bandera amarilla en pista!! Ya lo han visto durante la publicidad: salida de pista del Super Aguri de Takuma Sato en la entrada a la curva 8 del circuito rural de La Mérica. Se ha empotrado contra las protecciones y ha conseguido sacarlo de nuevo al trazado pero... ¡tiene la parte trasera izquierda destrozada! Ha dejado la pista llena de trozos de carbono. Veamos la repetición... sí, se le va de atrás. Llevaba superblandas y seguramente el gremlin le ha hecho deslizar, da un volantazo pero no puede hacerse con el control antes de tocar la grava. Aún así parece que podrá terminar la carrera y pagar una ronda a los demás corredores..."

Bandera amarilla en pista.
Takuma Sato (Adriana) se duele del golpe que ha destrozado la parte trasera izquierda de su Super Aguri.
El puerto de Valle Gran Rey, final de la etapa, se ve a lo lejos.

La bajada desde La Mérica desde el puerto de Valle Gran Rey. El orden de llegada a meta fue:

1. Massa (yo mismo)
2. Button (Juan) + 0.567s
3. Alonso (Jairo) + 5.123s
4. Karthikeyan (Norberto) + 1 lap
5. Sato (Adriana) + 1 lap

Y por fin llegamos a Valle Gran Rey! Nos alojamos en los apartamentos Baja del Secreto, donde al día siguiente disfrutaríamos de una mañana de Sol y piscina (teníamos la piscina natural del Charco del Conde justo enfrente el hotel, pero nuestra alta vaguería y la marea baja decidieron por nosotros). La cena, para compensar el gofio y la verdura de la comida, fue a base de carnaza. Tras saciar al carnívoro de nuestro interior buscamos algún sitio abierto para tomar algo, aunque sin mucho éxito: volvimos al hotel y celebramos mi cumpleaños como mejor sabemos, a base de rones.

La vuelta a Tenerife fue, esta vez sí, en ferry. El trayecto Valle Gran Rey – Santa Cruz de Tenerife cuesta unos 35 € (20 € con descuento de residente) y se tarda unas 3 horas: 1 hora y 40 minutos hasta Los Cristianos en ferry, más una hora y media en autobús hasta Santa Cruz (incluido en el billete). En el viaje en ferry se puede disfrutar a duras penas de la costa de La Gomera, ya que por alguna razón casi todos los cristales son traslúcidos y no permiten ver el exterior. Finalmente, y tras la parada técnica en el puerto de San Sebastian, LaGOMITA09 se despide de La Gomera, esa verde isla con forma de flan.


Día 1 (29/05/09)LA GOMERA

[1] Con lo nuevos tiempos eso de irse al monte a practicar carnales excursiones está cayendo en desuso por parte de la muchachada de los pueblos. Y nuestros senderos lo notan.

[2] Esta sencillas indicaciones son el fruto de 20 minutos de mapeado de la zona por parte del grupo, cuyos integrantes ya empezaban a mirarse con ojos golosos. ¡Un aplauso para nosotros!

[3] Chorrada homenaje a esa gran película de humor absurdo español, “Amanece, que no es poco”.

[4] Cada casa de Acardece (que no es poco) y Arure tenía uno en su patio, siempre preparado para hacer la mezcla precisa en ese hocico tan característico.

[5]O a La Merca, La América, El Marca,... prácticamente se puede encontrar un nombre diferente para este lugar en cada folleto, indicación o mapa que mires.

21/10/09

LA GOMERA, DÍA 1 (29/05/09)


Por las sendas de verde laurisilva.


La forma tradicional de llegar a La Gomera es en ferry desde el puerto de Los Cristianos, al sur de Tenerife. Es barato, cómodo y te deja en San Sebastián de La Gomera, la capital de la isla. El estupor llegó al grupo cuando decidimos ir en avión: seguramente haya sido la primera y última vez para casi todos. Las razones fueron el horario (9:00 vs 7:00, para llegar prácticamente a la vez), que había conexión directa entre el aeropuerto y el comienzo de la excursión, y que el precio no fue desorbitado, 30 € por persona. Así pues, y tras unas turbulencias que nos dejaron cara de “por eso la gente viene por mar”, embarcamos en la guagua[1] rumbo a la degollada de Peraza (2.5 €), lugar de inicio de LaGOMITA09. Por comodidad, he dividido esta primera etapa en tres tramos.


Primer Tramo: Degollada de Peraza (940 m) – Alto de Garajonay (1487 m)

Al principio el camino transcurre por las cañadas de Peraza, rodeadas de monte bajo, para luego adentrarse en el bosque a la altura de Los Roques. Por desgracia hay varios tramos de pista y asfalto hasta llegar al Parque Nacional de Garajonay: se nota que normalmente la gente prefiere el coche para llegar desde San Sebastián al Parque o a lugares intermedios donde pueden aparcar y darse una vuelta por la naturaleza. Debido a esto hay varios puntos críticos en la señalización del camino, sin duda realizada por la Calculadora Humana[2] durante su estancia Erasmus en La Gomera.

Los cinco intrépidos protagonistas de LaGOMITA09.

La primera parte del camino transcurre por pistas y monte bajo, con la silueta del Teide permanentemente a nuestras espaldas.

Primer punto crítico: Tras un kilómetro salimos de la pista y llegamos a un tramo de carretera donde no hay ninguna señalización. Gracias a las indicaciones de un alemán de La Gomera seguimos de forma correcta hacia la derecha.

Segundo punto crítico: Aquí el problema no fue la señalización, sino la chuletada que se estaba realizando en la Ermita de Las Nieves. Sufrimos la típica mirada de “¿Qué hacen de pateo? Con lo bien que se está esperando la carnaza con una cerveza en la mano...” por parte de los chuleteros. Se sucedieron momentos de tensión y las ganas de dejar todo y pedir una panceta. Pero fuimos fuertes. Y continuamos por la senda hacia Los Roques.

Entramos entonces en un tramo de bajada más verde, pero aún poco frondoso, que nos lleva hasta el Monumento Natural de Los Roques. Estas formaciones se fraguan cuando la lava asciende por un conducto volcánico, solidificándose y taponándolo. Después, el paso de los años hace que las capas mas blandas vayan desapareciendo, quedando la roca compacta al descubierto[3].
El más impresionante es el roque de Agando (izquierda), acompañado por los roques de Ojila, la Zarcita y Carmona. Al llegar a la falda del roque de Agando volvemos al asfalto, el cual dejaremos momentáneamente para alcanzar el mirador de Los Roques[4].
El roque de Agando en todo su esplendor desde el mirador de Los Roques. Esta formación alcanza los 1182 metros en su punto superior y unos 1050 a la altura de la carretera. Al fondo podemos ver el barranco de Benchijigua.
Este es un buen momento para tomar un descanso en el mirador de Los Roques (izquierda), ya que aquí empieza la verdadera subida hacia el alto de Garajonay. Tras un nuevo tramo de carretera nos adentramos de verdad en el bosque y sólo volveremos a ver el Sol en un par de tramos de asfalto y pistas que se adentran en el monte. Los siguiente puntos críticos son en estos cruces de caminos.

Tercer punto crítico: el sendero llega a una pista y, por desgracia, las indicaciones no son claras. Nosotros continuamos de frente por la pista, pero tras un rato fue claro que este camino no era el correcto: dimos la vuelta y, ahora sí, tomamos el estrecho sendero que partía a la derecha de la pista.

Cuarto punto crítico: Un nuevo cruce de caminos y carretera, ya al pie del alto de Garajonay. Esta vez preguntamos a un guarda del Parque, el cual, dando muestras de su competencia, fue incapaz de indicarnos como subir andando. Tras una pequeña exploración de la zona encontramos, de nuevo a la derecha de la pista para los coches, el sendero correcto.

Aquí la subida se hace muy dura hasta que llegamos a la encrucijada final: el ascenso al alto de Garajonay por la izquierda (2 km), la bajada a Los Cedros por la derecha. Por el tiempo y el cansancio el grupo se dividió en dos: Adriana, Jairo y Norberto giraron hacia Los Cedros, mientras que Juan y yo seguimos hacia el alto de Garajonay. Este es el punto más alto de la isla con 1487 metros y debe su nombre a la leyenda del romance de Gara y Jonay; princesa de Agulo ella, guanche de la isla de Tenerife él.

Lo primero que descubrimos fue que esos dos largos kilómetros eran, en realidad, tan solo medio[5], y lo segundo que las vistas son espectaculares:

El Teide y Los Roques desde el alto de Garajonay. Nuestros pasos ya se han perdido entre los rumores de los árboles, pero la chapuza en la señalización seguirá ahí por siempre.

El norte de La Gomera desde el alto de Garajonay. Nos adentraremos en la espesura de la laurisilva en breves momentos.

Ninguna fémina puede ya negar que Juan tiene un auténtico volcán entre las piernas.

Aquí damos por concluido el primer tramo de la excursión y empezamos el segundo, que nos llevará hasta Los Cedros.


Segundo tramo: Alto de Garajonay (1487 m) – Los Cedros (800 m)

Este tramo es todo en bajada y, ahora sí, nos adentramos en lo más profundo de la laurisilva del Parque Nacional de Garajonay: el verde intenso de los árboles centenarios, el sendero sinuoso del Barranco del Cedro, la compañía de los riachuelos y un claro objetivo para Juan y para mí, el de dar caza a nuestros escapados compañeros.

No sé si prefiero que me pisen los talones estos dos o un Predator.

Yo bautizo este abundante riachuelo como el “Arroyo del Cedro”.


Esta vez las indicaciones dentro del Parque son fáciles de seguir y nos reagrupamos en la Ermita de Nuestra Señora de Lourdes (arriba). Ya nos queda menos para Los Cedros, a donde llegamos a eso de las 16:00 con unas ganas locas de reposar en el Bar/Restaurante/Camping/Casa Rural/Información La Vista.

Hora de recuperar fuerzas con un buen potaje de berros y una cerveza fría. Tranquilos, que el cochino, la ensalada y las papas arrugadas con mojo están en camino: no se van a librar de ésta (punto positivo para el Bar/Restaurante).

Tras la caminata de la mañana y la copiosa comida nada mejor que una pequeña siesta al calorcillo del volcán de Juan (punto positivo para el Camping/Casa Rural).
¡Despierta Adriana, que aún tenemos que bajar a Hermigua!


Tercer tramo: Los Cedros (800 m) – Hermigua (150 m)

El último tramo del día es la bajada hacia Hermigua por el barranco de Monteforte. La salida del sendero es desde el propio camping, así que podéis pedir indicaciones en el restaurante[6]. La bajada es fantástica y sin contemplaciones, con Hermigua siempre al frente y las paredes de roca rodeando el resto. La única pega es la canalización de agua del arroyo del Cedro, que según descendemos es cada vez más patente en forma de tuberías y pequeñas presas.

Hermigua nos saluda al final del barranco. El Salto del Cedro nos marca el único sentido posible: 600 metros to pa’bajo.

El Barranco de Monteforte en azul y negro desde la presa de Los Tiles. Por desgracia la presencia humana es cada vez más patente según descendemos.

Los intrépidos excursionistas hacen un pequeño alto en el camino para admirar la parte media del barranco. La laurisilva ya quedó atrás y ahora estamos rodeados de palmeras y matorrales.

Al acercarnos a Hermigua empezamos a encontrarnos con casetas de pastores y sus animados inquilinos, las cabras.
Aquí parecen muy simpáticas, pero cuando el grupo pasó se lanzaron a por Juan. Insensatas.

A eso de las 19:30 llegamos a Hermigua. La guagua hacia Vallehermoso, donde pasaríamos la noche, no pasaba hasta las 22:00, así que teníamos tiempo para tomar una reparadora cerveza. Hermigua está construido en los dos bordes de la carretera, así que la seguimos hasta que llegamos al primer bar, situado en frente del campo de fútbol.

Y allí conocimos a Juan “Bicharraco”, esperpento local de taberna que hizo un gran papel dando vida al Mago de Oz: a Dorothy, encarnada por Adriana[7], le contó bonitas historias sobre prostitución en su lugar de origen, Texa... digo, el barrio del Toscal; al espantapájaros, encarnado por mi mismo, le contó descerebradas historias sobre robos de móviles en el Parque del Retiro de los años 70 (mucho antes de que hubiéramos nacido); al hombre de hojalata, encarnado por Norberto, le contó como había fundado la comuna hippie de La Palma muchos años atrás; y finalmente, al león cobarde, encarnado por Jairo,... pues como cobarde que es evitó su turno gracias a Bebeto, el otro inquilino del bar en esos momentos y que nos ayudó a librarnos de las fábulas de Juan “Bicharraco”[8]. En todo este teatrillo nuestro Juan sería la Bruja del Oeste, ya que no hay nada que lo dañe más que el contacto con el agua.

Capeamos el temporal como se pudo hasta que, a las 21:15 ¡apareció nuestra guagua con 45 minutos de antelación! Los horarios de los autobuses no estaban actualizados en la red como debería, algo que ya han subsanado: la guagua sale de San Sebastián a las 20:30. Carrera y cabreo del conductor. 3 € y a las 22:00 llegamos a la Plaza de la Constitución, en Vallehermoso. Nos quedamos en el Hotel Rural Triana: nuevo y con encanto (unos 30 € por habitación doble, desayuno incluido). La cena, a base de raciones ricas en fritanga regadas con vino del país y cerveza, fue en el restaurante El Tonel[9], recomendación de la encargada del hotel. El resto de la noche pasó rápido entre risas, cartas y copas de anís; y acabó con un merecido y reparador sueño ¡que mañana es la etapa dura!


LA GOMERADía 2 (30/05/09)

[1] Para los no familiarizados con las Islas Canarias, guagua es autobús. Aquí podéis encontrar más palabras y términos autóctonos.

[2] La Calculadora Humana es un maestro en cálculo mental, cálculo rápido. Si en el bar en que esté como camarero le pides 4 copas, inmediatamente sabrás el precio justo: ”son 20.40 €”. ¿Cuánto cuesta una copa?, preguntarás. “3.50€ cada una”, será su respuesta. ¿Y como puede ser que 4 copas a menos de 4 euros cuesten más de 20?, cuestionarás al Universo. Pero si cuela, cuela.

[3] Y que conste que no lo digo yo, si no los expertos del Gobierno de Canarias en un extenso documento sobre el Monumento Natural de Los Roques.

[4] Aún no es tarde para regresar en dirección a la degollada de Peraza y reclamar nuestra suculenta panceta...

[5] Una nueva travesura de la Calculadora Humana, siempre tan eficaz a la hora de redondear por lo alto.

[6] Que conste en acta que las indicaciones de la hostelera local fueron mucho mejores y más precisas que las del trabajador del Parque en su momento. Punto positivo final para la Información.

[7] Y con su perrito Ori en el papel de Totó.

[8] De repente todo el mundo empezó a recibir llamadas muy urgentes y a tener unas ganas locas de tomar el aire. Cerveza en mano, eso sí.

[9] También podría ser “El Barril” o “La Tinaja”. Sólo se sabe que hay un barril en la puerta del restaurante situado en la calle Guillermo Ascanio Moreno 10, Vallehermoso, La Gomera.

LA GOMERA


Llevo cinco años en Tenerife y aún no he ido a La Gomera, la isla de al lado”. Partiendo de esta causa, el efecto fue inmediato: hacer una excursión por esa pequeña isla llena de grandes parajes naturales. La idea fue acogida con gran entusiasmo por el grupo (aún puedo escuchar los hurras y los vivas) y nació la expedición LaGOMITA09[1], formada por Adriana, Jairo, Juan, Norberto y yo mismo. Dos días de excursión y uno de relax, coincidiendo con mi cumpleaños, dieron forma a esta inolvidable experiencia. Y, sin más dilación, mochilas al hombro, cantimploras llenas y ¡a patear!



[1] LaGOMITA09: La GOMera Intense Trekking Adventure 2009.

15/10/09

OXFORD



La ciencia no descansa. En vía directa desde Nottingham me encuentro en Oxford para asistir a un nuevo congreso. Las pautas son las mismas que siempre y el turismo irregular, aprovechando los huecos que la apretada agenda científica nos permite. En esta ocasión me alojé en la Browns Guest House, un hostal propiedad de una familia. La habitación correcta, el desayuno abundante y la hija de la dueña tímida, pero encantadora. La única pega: la distancia al lugar del congreso, 3 km de paseo matutino[1]. Así pues, despejado y en forma, veamos que tiene que ofrecernos esta maravillosa ciudad universitaria.

Comenzamos en un lugar clásico, imprescindible y que cualquiera al que preguntéis conocerá en Oxford: Carfax Tower. Esta torre, emplazada en la esquina de Cornmarket Street con High Street, es lo único que queda de la antigua St Martin's Church desde que fuera derruida en 1900 para hacer más espacio al tráfico rodado, y nos permite echar un vistazo a la ciudad a vista de pájaro por 2.10 libras. Muy imprescindible y todo lo que yo quiera, pero no tengo ninguna foto, así que esta vez nos tendremos que conformar con tirar de archivo.

Nuestros pasos nos llevan ahora por Cornmarket Street. Esta es la calle más animada de Oxford, llena de tiendas, casas de época y gente paseando a todas horas:

Los turistas y los oxonienses[2] pasean despreocupados por Cornmarket Street sin ser conscientes de que hay astrofísicos entre ellos. En esta calle están la mayoría de las tiendas de la ciudad y en ella se aglutinan todos músicos callejeros de Oxford. Para pasar la tarde tranquilamente.
Una excelente muestra del Oxford del siglo XXI: las tiendas más a la última, en este caso de telefonía móvil, en un marco de hace 300 años. Todos los edificios están igual de cuidados y prácticamente todas las edificaciones están restauradas y son fieles a las de antaño, dotando a la ciudad de una grata atmósfera medieval[3].

Pd: No os mováis o la chica de rosa pastel, todo encanto, acabará con vosotros.
Otro ejemplo del sabor añejo de Oxford: si quitamos los semáforos, el asfalto, las señales reflectantes y los andamios, y sustituimos los colores cálidos de nuestras bellas modelos por negros y grises... ¡Dios mio, estamos en la Broad Street del 1800!

Pd: Muchos afirman que el hombre borroso en bici nunca estuvo ahí...

Un último ejemplo de lo que nos encontramos por las callejuelas de Oxford. Tiene que ser una pasada vivir en una casa así, tanto por la belleza exterior como por el espacio interior. ¡Y ahora sumadle todo el equipamiento moderno! Home Cinema, HDTV por satélite, agua caliente, climatizador, nevera no-frost, Wifi de 20 megas...

Pd: ¿Vivirá en la segunda casa la encantadora chica de rosa pastel?

Si por algo destaca Oxford es por sus 38 colleges: residencias de estudiantes de alto nivel, autónomas y que tienen sus propios tutores. Organismo aparte es la University of Oxford, la más antigua de habla inglesa (1096), y que se encarga de impartir clases, laboratorios y otorgar los títulos.
El edificio principal del Wadham College, construido en 1613. Vemos la típica piedra marrón clara de todas las construcciones de Oxford, su césped[4] en la entrada típico de todos los college y el motivo central, en muchas ocasiones una torre, dedicado a resaltar la grandeza de la institución.
Tuvimos la suerte de celebrar la cena del congreso en el elegante comedor de este college.

Pd: ¿No os dan ganas de echar un partidillo de fútbol en ese verde manto?
El edificio principal del All Souls College[5], fundado en 1438. Podéis encontrar muchas diferencias respecto al college anterior, pero las trazos principales son iguales. Pues así todos.

Pd: ¿Qué, otra pachanga?
En Radcliffe Square, además del All Souls College, también podemos ver la Radcliffe Camera, construida en 1749 para dar cabida a la biblioteca científica de la universidad.

Pd: Saludad a Jairo, que os acaba de hacer una foto.
En Radcliffe Square[6] también podemos ver la University Church of St. Mary the Virgin, del siglo XIII, y subir a su torre por 3 libras.

Pd: El grupo de turistas, emocionado ante la belleza del lugar, se pregunta dónde está el pub más cercano.
Seguimos caminando por High y Merton Street hasta que llegamos al río Cherwell[7], al lado del Oxford Botanic Garden. Tomando el margen derecho del río llegaremos hasta al final de nuestro trayecto, el famoso college y a la par catedral de Oxford, Christ Church.

El prado de Christ Church, con la torre del Merton College al fondo[8]. Puedo imaginar la escena. Lewis Carroll, bajo el solitario árbol, piensa en un título para su libro mientras los universitarios juegan al rugby a su alrededor:

<<“El diario de Alicia”, no, suena a programa de media tarde... ¿“El sueño de una noche de verano”?, no, no puede ser, maldito Shakespeare y sus ingeniosos títulos... ¡”Alicia en el País de las Maravillas”!, buf, un poco flojo, pero menos es nada...>>

Pd: ¿Alguien más ha visto a ese conejo blanco con reloj?

Llegamos a la fachada sur de Christ Church, imponente y rodeada de prados. Nos queda dar un pequeño rodeo, ya que la entrada al recinto está en la fachada oeste (adultos 6 libras).

Pd: Mi cara en esta foto demuestra que la manga corta NO fue una buena idea.

El patio principal de Christ Church, inaugurado en 1529. En la Tom Tower se aloja la campana “Big Tom”, que replica 101 veces todos los días a las 21:05 pare recordar a los primeros estudiantes del College.

Pd: Muchos llamaron loca a la chica del paraguas rojo que bailaba la danza de la lluvia alrededor de la fuente: al día siguiente de irnos las peores inundaciones de la historia de Oxford anegaron la ciudad[9].

Si por algo ha conseguido publicidad Christ Church en los últimos años es por su vinculación con Harry Potter, el joven mago de ficción[10]. Aquí estamos en una de las localizaciones estrella: la inspiración del comedor de Hogwarts en las películas de Harry. Rodeados de cuadros de alumnos ilustres, los actuales inquilinos del College siguen comiendo aquí.

Pd: La mitad de los visitantes están pesando “mira, aquí se sientan los de Gryffindor en las pelis”, y la otra mitad “pero mira que son friquis mis amigos”.

Peckwater Quadrangle. Este anexo al patio principal se construyó en el siglo XVIII y está menos cuidado, como si fuera una visita secundaria. Curiosidad: en sus paredes podemos ver pintadas que nos recuerdan los éxitos deportivos del College.

Tras nuestro largo paseo, ¿qué tal una visita a alguno de los pubs de Oxford? Imprescindibles son el Turf Tavern, local con mesas al aire libre y un gran ambiente, The Kings Arms, donde pasamos varias noches del congreso, y la serie de exquisitos “the X and Y” que pueblan la ciudad: en St. Giles Street están los clásicos The Lamb and Flag y The Eagle and Child, mientras que por el resto de la ciudad nos encontraremos con The Rose and Crown o The King and Queen. En todos podéis disfrutar de las Ales británicas, cervezas de alta fermentación que se sirven a temperatura ambiente. Y es que sin ellas no se puede entender el siguiente evento: si buscáis en las noticias del sábado 21 de julio de 2007 no encontraréis ninguna referencia al final de un congreso de astronomía, pero sin duda encontraréis datos sobre la excitación y la locura juvenil derivada de la puesta a la venta del último libro de, o sí, la saga del joven mago preferido de todos, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte:

Una joven, con su flamante copia del libro y su currado disfraz de Harry, posa con nosotros. El revuelo a nuestro alrededor es ensordecedor: gritos, carreras y gente que empieza a ya leer. Esperemos que el hábito no cese con la ¿muerte? del hechicero.

Somos animales sociales. Esto, unido a unas Ales de más, hizo que nos contagiáramos de la fiebre Potter y acabamos comprando el libro[11]. Nuestras caras demuestran la emoción que nos embarga...

Para terminar esta crónica[12], y sin que sirva de precedente, un vistazo entre bambalinas a un congreso de astrofísica. Aquí estamos los científicos, cada uno mirando el correo en su portátil y haciendo el máximo caso que el Facebook nos permite hacer al ponente y sus diapositivas en inglés. Normalmente los estudiantes van a todas las charlas que pueden (es la mejor forma de ponerse al día y poner cara a apellidos ilustres), pero las investigadores más importantes pueden llegar a venir sólo el día de su ponencia. La agenda, que no deja tiempo para más.


A media mañana y media tarde tenemos descansos, los famosos “coffe break”, en los que capeamos la falta de sueño a base de café y pastitas. Es el momento de echar un vistazo a los posters que ha traído la gente y de ponerte al lado del tuyo por si alguien quiere preguntar algo.

A la hora de comer íbamos a una tienda de bocadillos cercana y, cosa curiosa, los oxonienses no tienen ningún reparo en sentarse en los cementerios y comer lo que sea sobre alguna cómoda lápida. Supongo que es porque está calentita del Sol. Me pregunto que pensarían los difuntos en España, donde el plan sería hacer botellón.

En todos los congresos siempre hay un momento “foto de grupo” para la posteridad. Aquí tenéis la del presente para jugar a “¿Dónde está Trimurti?”


Y, tras un largo día, toca seguir hablando de proyectos nuevos y viejos al lado de tu ale preferida.

Cheers!!!

Pero los congresos se acaban y el trabajo duro deja paso a las vacaciones, en esta ocasión coordinadas con compañeros habituales: Adriana, Jairo y Lorenzo. Desde la estación de autobuses nos despedimos de Oxford hacia nuestro siguiente destino: Londres.


[1] Añadido al trayecto desde/hacia la estación de trenes/autobuses con maleta incorporada: aún se pueden ver lo callos de aquellos traslados.

[2] Por una vez, y sin que sirva de precedente, este gentilicio existe.

[3] La cual, pichel en mano, nos encargamos de exaltar en las cantinas de la ciudad con cánticos y chascarrillos soeces sobre cerdos de carreras, fardos de paja y enaguas de gran tamaño.

[4] Cada uno con un motivo diferente: circulares, ovalados, cuadrados, con caminos, sin caminos... es la mejor forma de saber en que college se acaba de despertar uno después de la juerga universitaria del día anterior.

[5] El nombre completo es “The Warden and College of the Souls of all Faithful People deceased in the University of Oxford”. Un aplauso por el poder de síntesis de los oxonienses.

[6] El Radcliffe al que nos referimos es John, ilustre estudiante de Oxford, y no a Daniel, actor que encarna a Harry Potter. Aunque dentro de unos años quizá cambien las tornas...

[7] Si es marzo-octubre y el tiempo lo permite, podéis alquilar barcas en el Magdalen Bridge y dar una vuelta por el río.

[8] En este college fue profesor J. R. R. Tolkien, ese hombre tan aficionado a los anillos y a la gente mediana.

[9] Aquí van unas instantáneas comentadas de las inundaciones, comenzando por el día 21 de julio de 200722 de julio23 de julio24 de julio25 de julio26 de julio. ¡De la que nos libramos!

[10] Nota al pie dedicada a Montse, admiradora del susodicho.

[11] Al día siguiente me levanté resacado, miré hacia mi derecha, vi el libro y pensé “¡Qué diablos he hecho!”. No me había leído ningún libro anterior del niño brujo este, y por supuesto no estaba interesado en el que acababa de comprar. Solución: leerme las dos últimas páginas para poder reventar al final a la gente y regalar el libro a alguien que lo sabría apreciar ¡de nada Norber!

[12] ¿Qué otras famosas crónicas de fantasía se escribieron también el Oxford? Respuesta: Las crónicas de Narnia, de C. S. Lewis.

14/10/09

NOTTINGHAM


Galaxy Interactions and Mergers
4-15 de julio 2007, Nottingham


De nuevo un congreso en tierras extranjeras. Y no solo eso. Esta vez, además de charlas, posters e interacción profesional, tuve la suerte de quedarme una semana más en Nottingham para colaborar con un investigador del Departamento de Astronomía de la University of Nottingham[1].

Tras una inesperada noche en Londres, llegué a Nottingham en el primer tren de la mañana. La ciudad es bastante pequeña, un sitio ideal para vivir pero menos agraciado para visitar: un día es suficiente para ver todo los monumentos importantes y con dos ya la conoces como la palma de tu mano. Puesto que pasé once días allí, he realizado una cuidada selección y he condensado lo mejor de lo mejor de Nottingham en un sólo itinerario.

Comenzamos nuestra visita en Old Market Square. Todo el mundo se encuentra con sus amigos aquí, especialmente en los leones del Council House (para entendernos: el ayuntamiento de la foto). Es un sitio ideal para sentarse y ver la diversidad de los nottingeños[2], admirar sus jóvenes féminas y extrañarse ante los acosadores de sus jóvenes féminas. También se realizar espectáculos y conciertos de forma regular, haciendo de esta plaza el centro neurálgico de Nottingham. Al principio de la plaza se encuentra el The Bell Inn, uno de los pubs de obligada visita en la ciudad.
Avanzamos detrás de alguna jovenzu... digo, hacia la derecha por King Steet. en dirección a Upper Parlament. Aquí nos encontramos con el Hard Rock cafe más elegante que he visto nunca[3] (izquierda), con casitas de época, con pubs y restaurantes y con algún Theatre Royal que otro (abajo).
Empezamos la velada con algo de música y cerveza a granel. Tras eso, y ya con el punto, nos acercamos al teatro a liarla en la obra aleatoria en cartel. Sin duda el orden inverso es mucho más cívico, pero los periódicos locales agradecerán cualquier noticia que podamos proporcionales.

Continuando nuestra travesía hacia el norte alcanzamos el Arkwright Building, perteneciente a la Nottingham Trent University[4]. Como curiosidad la mayor parte del edificio fue restaurada tras la Segunda Guerra Mundial: los alemanes hicieron blanco en uno de sus rutinarios bombardeos sobre tierras inglesas.
La cultura está muy bien, pero nuestra siguiente parada es algo más capitalista: la zona de Victoria Market. Allí tenemos tiendas a granel, la conexión con la Victoria Bus Station[5] y la Clock Tower, último vestigio de la antigua Victoria Railway Station. La estación fue demolida en 1967. Los lúcidos dirigentes, en lugar de aprovechar las infraestructuras existentes, desplazaron la estación hacia las afueras y proyectaron el actual (y horrendo) centro comercial.
Nuestro paseo continúa por zona residencial, de casas bajas y calles estrechas. Y llegamos a dos iglesias que son como la noche y el día: primero nos encontramos con la Church of St. Mary the Virgin, la más antigua de la ciudad. Es de porte firme y, por desgracia, estaba cerrada la veces que pasé cerca. Sin duda una institución casta y respetable como la luz del día que se involucra en las necesidades de su comunidad ¿podéis escuchar la música de arpas?.
¿Eres de los que te gusta blasfemar y echan humo cuando pisan terreno sacro? ¡Pues esta es tu iglesia! La antigua Unitarian Church es ahora el bar/restaurante Pitcher & Piano. Al fin podrás pasear por la casa de Dios con una cerveza en la mano. Quizá esto es el futuro y pronto podremos ver un partido de fútbol en el Colosseo Arena di Roma, tomar la comunión con un wopper en la Burger King Cathedral o jugar a las tragaperras en el Keops’ Piramid Great Casino.
Tras nuestra sacrílego trago, llegamos a la principal zona consumista de Nottingham. Esta zona sufre una radical transformación los sábados por la mañana, momento en el que todos los nottingeños salen de sus casas/pubs y abarrotan las calles de este comercial barrio. Si lo visitáis en cualquier otro momento, el vacío se extenderá a vuestro alrededor. Callejeando entre tienda y tienda nos encontraremos con St. Peter’s Church, una iglesia del 1066 que ahora se encuentra fuera de lugar.
Nuestra siguiente parada es el primer pub de Inglaterra (1189 o al, menos, eso dicen ellos), Ye Olde Trip to Jerusalem. Aquí podemos disfrutar, tanto en su interior como en su exterior, de una más que merecida pinta ¡que llevamos todo el día caminando!
Cuando uno escucha la palabra "Nottingham" rapidamente llega, por asociación de ideas, a la palabra "Sheriff". Y es que el Sheriff de Nottingham y el rey Juan sin Tierra fueron los malos malisimos contra los que luchó Robin Hood, un tipo con un arco y medias verdes que cometía fechorías contra los ricos para dárselo a los más necesitados (entre los que supongo que se encontraría él) en el cercano bosque de Sherwood.

Sin embargo, esta imagen idealizada que siempre se nos presenta en los libros y en el cine poco tiene que ver con la realidad[6]: no vivía en el bosque de Sherwood, sino en Barnsdale, más al norte; y no lucho en época del rey Juan sin Tierra (1199-1216), sino en la de Eduardo II (1284-1327). El personaje que conocemos actualmente aparece en la obra "Ivanhoe" en 1819, lo que explica que en Nottingham de Robin Hood solo haya una estatua conmemorativa junto al Nottingham Castle[7]. Si es que a los turistas hay que darles lo que quieren y, como tal, yo no podía quedarme sin la foto de rigor.

En el apartado de eventos, sin embargo, hay dos fechas anuales clave: el Robin Hood Festival (agosto), en el cual el bosque de Sherwood se llena de disfraces, justas y momentos medievales; y el Robin Hood Pageant[8] (octubre), en el cual el castillo de Nottingham se llena de disfraces, justas y momentos medievales. Original, ¿verdad?

Y ya que andamos por el Nottingham Castle... ¿le echamos un vistazo?

La Castel Gatehouse nos da la bienvenida al módico precio de 3.50 libras, aunque existen multitud de horarios y descuentos. Esta entrada fue totalmente restaurada, aunque partes de la entrada original, del 1250, aún son visibles.

Los jardines son un estupendo sitio para descansar y disfrutar del fresquito de Nottingham. En la estatua conmemorativa podemos ver a Albert Ball, piloto de aviación en la Primera Guerra Mundial, junto a una señora que susurra. A la derecha se distinguen los arreglos florales que adornan todo el recinto amurallado.

La subida al castillo está custodiada por la mítica Drunk Lion Statue (la estatua del león borracho). Sus ojos fuera de las órbitas y su pose, con la garra levantada en posición “deposite aquí su pinta”, nos cuentan su historia: los caballeros de antaño, bebida en mano, llegaban al castillo tras una larga noche de contar batallitas. Sin embargo, a partir de aquí, la cerveza estaba prohibida y todos dejaban su pinta al león, de ahí su bien merecido sobrenombre de borracho[9].
Una vez depositada nuestra bebida, podemos disfrutar del castillo. En este caso, y por desgracia, de su versión moderna (construida en 1663 por gracia del Duque de Newcastle, William Cavendish). El castillo medieval fue destruido en 1651, tras casi 500 años de historia, y tan sólo quedan las murallas exteriores.
Dejamos atrás el castillo y nos dirigimos al final del trayecto: Saint Barnabas' Cathedral, inaugurada en 1844 y construida en estilo gótico “revival”. Primero el Renacimiento, luego el gótico “revival” y últimamente la moda de los 80... ¿Qué será lo próximo? ¿El regreso de las bragas-faja? Sinceramente, espero que no ¡que viva el C-string!

La catedral está justo en frente de mi hotel, así que yo me quedo aquí. Importante: este recorrido es fruto de varios días de recorrer Nottingham, así que los horarios pueden no ser óptimos. Esto se deja como ejercicio para el lector.
Para terminar, una última referencia fuera de ruta: la Goose Fair. Esta feria anual viene celebrándose en Nottigham desde hace más de 700 años. Actualmente se localiza en Forest Recreation Ground, a las afueras de la ciudad. En el momento de mi visita había algunas atracciones y un concierto, sin duda un adelanto a pequeña escala de lo que ocurre cada mes de octubre.


Y esto es todo amigos[10]. Mi despedida de Nottingham fue desde la estación de autobuses, rumbo a nuestro siguiente destino: Oxford.


[1] Un detalle curioso: el campus de la Universidad está a 3 km del centro de Nottingham. Para vosotros sin duda esto es intrascendente, pero para mi se tradujo en un bonito paseo matutino en el que pude disfrutar, casi todos los días, de la lluvia que incesantemente cae sobre Nottinghamshire en julio.

[2] O al menos éste es el gentilicio que a mi me gustaría tener si fuera de Nottingham.

[3] Hasta el 12 de noviembre de 2007, fecha en la cual este Hard Rock Cafe fue cerrado. El edificio, aún igual de elegante, es el Prudential Building.

[4] No confundir con la University of Nottingham, sobre todo en lo referente a su localización: céntrica vs anticéntrica (si alguna vez llegaran a tocarse se aniquilarían en una explosión de energía y radiación).

[5] Algo muy útil para pasar la espera del autobús entretenido mirando escaparates o tomando un café. Siempre y cuando tu autobús no salga en domingo... como fue mi caso, por supuesto.

[6] Por si hay alguna queja el respecto, toda la información ha sido sacada del reportaje “Robin Hood, forajido de leyenda”, Historia National Geographic, Número 50, página 16.

[7] Hasta este verano existía también Tales of Robin Hood, una tienda/museo donde comprar/conocer más sobre nuestro héroe de mayas verdes y tenso arco. Con el recinto cerrado, ya sólo nos queda la World Wide Robin Hood Society.

[8] Reconozco que desconocía el significado de la palabra “pageant”. Para aquellos como yo, quiere decir “espectáculo histórico al aire libre”. Sin duda el concepto se amolda bastante bien al evento.

[9] Momento “INVENTORL” al más puro estilo Miguel de la Quadra-Salcedo presentando Muchachada Nui.

[10] Saludos especiales para los nottingeños Alfonso, quien fue parte de mi tribunal de tesis, y Fernando, compañero de congresos y cervezas por el mundo.