15/10/09

OXFORD



La ciencia no descansa. En vía directa desde Nottingham me encuentro en Oxford para asistir a un nuevo congreso. Las pautas son las mismas que siempre y el turismo irregular, aprovechando los huecos que la apretada agenda científica nos permite. En esta ocasión me alojé en la Browns Guest House, un hostal propiedad de una familia. La habitación correcta, el desayuno abundante y la hija de la dueña tímida, pero encantadora. La única pega: la distancia al lugar del congreso, 3 km de paseo matutino[1]. Así pues, despejado y en forma, veamos que tiene que ofrecernos esta maravillosa ciudad universitaria.

Comenzamos en un lugar clásico, imprescindible y que cualquiera al que preguntéis conocerá en Oxford: Carfax Tower. Esta torre, emplazada en la esquina de Cornmarket Street con High Street, es lo único que queda de la antigua St Martin's Church desde que fuera derruida en 1900 para hacer más espacio al tráfico rodado, y nos permite echar un vistazo a la ciudad a vista de pájaro por 2.10 libras. Muy imprescindible y todo lo que yo quiera, pero no tengo ninguna foto, así que esta vez nos tendremos que conformar con tirar de archivo.

Nuestros pasos nos llevan ahora por Cornmarket Street. Esta es la calle más animada de Oxford, llena de tiendas, casas de época y gente paseando a todas horas:

Los turistas y los oxonienses[2] pasean despreocupados por Cornmarket Street sin ser conscientes de que hay astrofísicos entre ellos. En esta calle están la mayoría de las tiendas de la ciudad y en ella se aglutinan todos músicos callejeros de Oxford. Para pasar la tarde tranquilamente.
Una excelente muestra del Oxford del siglo XXI: las tiendas más a la última, en este caso de telefonía móvil, en un marco de hace 300 años. Todos los edificios están igual de cuidados y prácticamente todas las edificaciones están restauradas y son fieles a las de antaño, dotando a la ciudad de una grata atmósfera medieval[3].

Pd: No os mováis o la chica de rosa pastel, todo encanto, acabará con vosotros.
Otro ejemplo del sabor añejo de Oxford: si quitamos los semáforos, el asfalto, las señales reflectantes y los andamios, y sustituimos los colores cálidos de nuestras bellas modelos por negros y grises... ¡Dios mio, estamos en la Broad Street del 1800!

Pd: Muchos afirman que el hombre borroso en bici nunca estuvo ahí...

Un último ejemplo de lo que nos encontramos por las callejuelas de Oxford. Tiene que ser una pasada vivir en una casa así, tanto por la belleza exterior como por el espacio interior. ¡Y ahora sumadle todo el equipamiento moderno! Home Cinema, HDTV por satélite, agua caliente, climatizador, nevera no-frost, Wifi de 20 megas...

Pd: ¿Vivirá en la segunda casa la encantadora chica de rosa pastel?

Si por algo destaca Oxford es por sus 38 colleges: residencias de estudiantes de alto nivel, autónomas y que tienen sus propios tutores. Organismo aparte es la University of Oxford, la más antigua de habla inglesa (1096), y que se encarga de impartir clases, laboratorios y otorgar los títulos.
El edificio principal del Wadham College, construido en 1613. Vemos la típica piedra marrón clara de todas las construcciones de Oxford, su césped[4] en la entrada típico de todos los college y el motivo central, en muchas ocasiones una torre, dedicado a resaltar la grandeza de la institución.
Tuvimos la suerte de celebrar la cena del congreso en el elegante comedor de este college.

Pd: ¿No os dan ganas de echar un partidillo de fútbol en ese verde manto?
El edificio principal del All Souls College[5], fundado en 1438. Podéis encontrar muchas diferencias respecto al college anterior, pero las trazos principales son iguales. Pues así todos.

Pd: ¿Qué, otra pachanga?
En Radcliffe Square, además del All Souls College, también podemos ver la Radcliffe Camera, construida en 1749 para dar cabida a la biblioteca científica de la universidad.

Pd: Saludad a Jairo, que os acaba de hacer una foto.
En Radcliffe Square[6] también podemos ver la University Church of St. Mary the Virgin, del siglo XIII, y subir a su torre por 3 libras.

Pd: El grupo de turistas, emocionado ante la belleza del lugar, se pregunta dónde está el pub más cercano.
Seguimos caminando por High y Merton Street hasta que llegamos al río Cherwell[7], al lado del Oxford Botanic Garden. Tomando el margen derecho del río llegaremos hasta al final de nuestro trayecto, el famoso college y a la par catedral de Oxford, Christ Church.

El prado de Christ Church, con la torre del Merton College al fondo[8]. Puedo imaginar la escena. Lewis Carroll, bajo el solitario árbol, piensa en un título para su libro mientras los universitarios juegan al rugby a su alrededor:

<<“El diario de Alicia”, no, suena a programa de media tarde... ¿“El sueño de una noche de verano”?, no, no puede ser, maldito Shakespeare y sus ingeniosos títulos... ¡”Alicia en el País de las Maravillas”!, buf, un poco flojo, pero menos es nada...>>

Pd: ¿Alguien más ha visto a ese conejo blanco con reloj?

Llegamos a la fachada sur de Christ Church, imponente y rodeada de prados. Nos queda dar un pequeño rodeo, ya que la entrada al recinto está en la fachada oeste (adultos 6 libras).

Pd: Mi cara en esta foto demuestra que la manga corta NO fue una buena idea.

El patio principal de Christ Church, inaugurado en 1529. En la Tom Tower se aloja la campana “Big Tom”, que replica 101 veces todos los días a las 21:05 pare recordar a los primeros estudiantes del College.

Pd: Muchos llamaron loca a la chica del paraguas rojo que bailaba la danza de la lluvia alrededor de la fuente: al día siguiente de irnos las peores inundaciones de la historia de Oxford anegaron la ciudad[9].

Si por algo ha conseguido publicidad Christ Church en los últimos años es por su vinculación con Harry Potter, el joven mago de ficción[10]. Aquí estamos en una de las localizaciones estrella: la inspiración del comedor de Hogwarts en las películas de Harry. Rodeados de cuadros de alumnos ilustres, los actuales inquilinos del College siguen comiendo aquí.

Pd: La mitad de los visitantes están pesando “mira, aquí se sientan los de Gryffindor en las pelis”, y la otra mitad “pero mira que son friquis mis amigos”.

Peckwater Quadrangle. Este anexo al patio principal se construyó en el siglo XVIII y está menos cuidado, como si fuera una visita secundaria. Curiosidad: en sus paredes podemos ver pintadas que nos recuerdan los éxitos deportivos del College.

Tras nuestro largo paseo, ¿qué tal una visita a alguno de los pubs de Oxford? Imprescindibles son el Turf Tavern, local con mesas al aire libre y un gran ambiente, The Kings Arms, donde pasamos varias noches del congreso, y la serie de exquisitos “the X and Y” que pueblan la ciudad: en St. Giles Street están los clásicos The Lamb and Flag y The Eagle and Child, mientras que por el resto de la ciudad nos encontraremos con The Rose and Crown o The King and Queen. En todos podéis disfrutar de las Ales británicas, cervezas de alta fermentación que se sirven a temperatura ambiente. Y es que sin ellas no se puede entender el siguiente evento: si buscáis en las noticias del sábado 21 de julio de 2007 no encontraréis ninguna referencia al final de un congreso de astronomía, pero sin duda encontraréis datos sobre la excitación y la locura juvenil derivada de la puesta a la venta del último libro de, o sí, la saga del joven mago preferido de todos, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte:

Una joven, con su flamante copia del libro y su currado disfraz de Harry, posa con nosotros. El revuelo a nuestro alrededor es ensordecedor: gritos, carreras y gente que empieza a ya leer. Esperemos que el hábito no cese con la ¿muerte? del hechicero.

Somos animales sociales. Esto, unido a unas Ales de más, hizo que nos contagiáramos de la fiebre Potter y acabamos comprando el libro[11]. Nuestras caras demuestran la emoción que nos embarga...

Para terminar esta crónica[12], y sin que sirva de precedente, un vistazo entre bambalinas a un congreso de astrofísica. Aquí estamos los científicos, cada uno mirando el correo en su portátil y haciendo el máximo caso que el Facebook nos permite hacer al ponente y sus diapositivas en inglés. Normalmente los estudiantes van a todas las charlas que pueden (es la mejor forma de ponerse al día y poner cara a apellidos ilustres), pero las investigadores más importantes pueden llegar a venir sólo el día de su ponencia. La agenda, que no deja tiempo para más.


A media mañana y media tarde tenemos descansos, los famosos “coffe break”, en los que capeamos la falta de sueño a base de café y pastitas. Es el momento de echar un vistazo a los posters que ha traído la gente y de ponerte al lado del tuyo por si alguien quiere preguntar algo.

A la hora de comer íbamos a una tienda de bocadillos cercana y, cosa curiosa, los oxonienses no tienen ningún reparo en sentarse en los cementerios y comer lo que sea sobre alguna cómoda lápida. Supongo que es porque está calentita del Sol. Me pregunto que pensarían los difuntos en España, donde el plan sería hacer botellón.

En todos los congresos siempre hay un momento “foto de grupo” para la posteridad. Aquí tenéis la del presente para jugar a “¿Dónde está Trimurti?”


Y, tras un largo día, toca seguir hablando de proyectos nuevos y viejos al lado de tu ale preferida.

Cheers!!!

Pero los congresos se acaban y el trabajo duro deja paso a las vacaciones, en esta ocasión coordinadas con compañeros habituales: Adriana, Jairo y Lorenzo. Desde la estación de autobuses nos despedimos de Oxford hacia nuestro siguiente destino: Londres.


[1] Añadido al trayecto desde/hacia la estación de trenes/autobuses con maleta incorporada: aún se pueden ver lo callos de aquellos traslados.

[2] Por una vez, y sin que sirva de precedente, este gentilicio existe.

[3] La cual, pichel en mano, nos encargamos de exaltar en las cantinas de la ciudad con cánticos y chascarrillos soeces sobre cerdos de carreras, fardos de paja y enaguas de gran tamaño.

[4] Cada uno con un motivo diferente: circulares, ovalados, cuadrados, con caminos, sin caminos... es la mejor forma de saber en que college se acaba de despertar uno después de la juerga universitaria del día anterior.

[5] El nombre completo es “The Warden and College of the Souls of all Faithful People deceased in the University of Oxford”. Un aplauso por el poder de síntesis de los oxonienses.

[6] El Radcliffe al que nos referimos es John, ilustre estudiante de Oxford, y no a Daniel, actor que encarna a Harry Potter. Aunque dentro de unos años quizá cambien las tornas...

[7] Si es marzo-octubre y el tiempo lo permite, podéis alquilar barcas en el Magdalen Bridge y dar una vuelta por el río.

[8] En este college fue profesor J. R. R. Tolkien, ese hombre tan aficionado a los anillos y a la gente mediana.

[9] Aquí van unas instantáneas comentadas de las inundaciones, comenzando por el día 21 de julio de 200722 de julio23 de julio24 de julio25 de julio26 de julio. ¡De la que nos libramos!

[10] Nota al pie dedicada a Montse, admiradora del susodicho.

[11] Al día siguiente me levanté resacado, miré hacia mi derecha, vi el libro y pensé “¡Qué diablos he hecho!”. No me había leído ningún libro anterior del niño brujo este, y por supuesto no estaba interesado en el que acababa de comprar. Solución: leerme las dos últimas páginas para poder reventar al final a la gente y regalar el libro a alguien que lo sabría apreciar ¡de nada Norber!

[12] ¿Qué otras famosas crónicas de fantasía se escribieron también el Oxford? Respuesta: Las crónicas de Narnia, de C. S. Lewis.

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