7/10/09

SEGOVIA, DÍA 1 (13/05/09)


Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Dada la cercanía con Madrid la forma más óptima para desplazarse hasta Segovia es en autobús o en tren (AVE, en este caso). El autobús es un poco más barato (7€ vs 16€), pero tarda cuatro veces más (2 horas vs 30 minutos) y la comodidad es claramente inferior. Por tanto, y dado que contábamos sólo con 3 días, nos decidimos por el tren. Eso si, como buena capital castellana la estación del AVE se sitúa a 10 km de la ciudad, así que hay que tomar un autobús de línea (línea 11, 3€). Tras 20 minutos de contrastes (vacas pastando en el campo → centros comerciales en la afueras → tráfico urbano) se divisa el Acueducto. No sé a vosotros, pero a los romanos les gustaban grandes. Pero hoy no era el día para disfrutar de la ingeniería de antaño y nos dirigimos al Hostal/Restaurante (importante detalle) El Hidalgo[1], situado en pleno centro de Segovia (5 minutos andando de la Plaza Mayor y enfrente de la Iglesia de San Martín). Como ya habíamos comido en Madrid, decidimos dar un “paseíllo” para ir conociendo la ciudad. Y éste es el momento de introducir una de las novedades en el blog: el uso de mapas de google. Ellos nos ayudarán a ubicarnos mejor y saber más rápido de qué y de dónde estamos hablando. Para entrar en el mapa de Segovia sólo tenéis que pinchar en la siguiente imagen ¡Espero que sea útil!


El día era soleado, así que decidimos pasar por los monumentos principales para enterarnos de los horarios para visitarlos otro día. De ahí el itinerario Plaza Mayor – Catedral – Judería - Alcázar. Lo más destacable fueron las vistas recíprocas de la vega del río Clamores y el Alcázar desde la Ronda de Juan II, así como las vistas de la Catedral, la Ronda de Juan II y la sierra desde la plaza del Alcázar. Lo que más me extrañó fue la poca cantidad de gente que nos encontramos: casi todo el mundo se acerca al Alcázar en coche o por las calle que llegan directamente desde la Catedral. Una pena, ya que las vistas no son comparables. Avisados quedáis.


La Catedral, la Ronda de Juan II y la sierra desde la plaza del Alcázar; y viceversa.

Tras disfrutar de los jardines del Alcázar, y a la vista del río Eresma en el margen norte de la ciudad, el siguiente destino estaba claro: bajar a la altura del cauce. Para ello aprovechamos la conocidísima Cuesta de la Zorra, que en un momento y mediante un sinuoso trazado[2] te deja en el puente del río.

Vistas desde la Cuesta de la Zorra: abajo a la izquierda el parque de El Alcázar, centrado a la derecha la Iglesia de la Vera Cruz, nuestra siguiente parada.

Y, sin comerlo ni beberlo, ¡ya estamos en la Iglesia de la Vera Cruz! Supongo que a vosotros se os a pasado volando, pero el esfuerzo bien merece un pequeño descanso y una preciosa foto con el Alcázar en lo alto, recordándonos la bajada que acabamos de hacer (y la subida que nos tocará pegarnos luego). La iglesia es sencilla y está en medio de la nada, excusa perfecta para perder el día en idas y venidas en pos de la fe[3].

¡Qué desastre de hombre!

Preciosas vistas desde la Iglesia de la Vera Cruz. Y el Alcázar tampoco está nada mal.

La vuelta al caso urbano de Segovia la hacemos por el margen del rió Eresma, por el Paseo de la Alameda del Parral. El mejor sitio de Segovia para relajarnos con el sonido del agua, la brisa en los álamos y, por supuesto, el lanzamiento de piedras grandes y chicas al cauce del río[4].

Paseo de la Alameda del Parral: a la izquierda zona recreativa de mus y avituallamiento a base bocadillos, a la derecha zona de lanzamiento de canto rodados y, al fondo a la derecha, el comienzo de la zona de escalada extrema en dirección al recinto amurallado de Segovia.

Y tras aplazar la subida con el paseo, comienza la ascensión. Momentos de vaivén y miradas de “¿pero a qué es muy bonito?” se suceden desde la vega del río hasta nuestro hotel. En el camino, instantáneas de...

El Convento de Santa Cruz la Real. Se encuentra justo en extramuros y en la actualidad forma parte del campus de la Univerisdad IE.
La Puerta de San Cebrián. Debido a que es muy estrecha, en cuesta, y de doble sentido para los coches, sólo hay que esperar un poquito para ver divertidos momentos “huuuuy, ¡que se chocan!” y pitadas monumentales. ¡No os lo podéis perder!
La Iglesia de San Esteban. Es un punto de referencia importante, ya que a partir de aquí empiezan a verse restaurantes y bares. Para los más versados en arquitectura, estamos ante una iglesia románica de los siglos XII y XIII. Su torre tiene planta cuadrada y una altura de 56 metros divididos en seis cuerpos: el primero macizo, los siguientes con vanos cegados, y los últimos con ventanales abiertos[5].
La Iglesia de la Santísima Trinidad. A destacar sobre todo las cigüeñas que se amontonan en su torre y su cercanía a nuestro destino.

Para rematar la tarde pudimos vivir la mayor feria de marionetas y polichinelas ambulantes del mundo: ¡¡TITIRIMUNDI!! Por lo visto una vez al año, por estas fechas, se montan cantidad de espectáculos callejeros y obras de teatro en Segovia y alrededores. No pudimos ver mucho del que se celebró en la escalinata de la Plaza de Medina del Campo por la acumulación de gente, pero disfrutamos de un refrigerio en El Ojo Bar (caña + tapa 1.35€, el servicio lento pero generoso), situado en frente de la entrada al Torreón de Lozoya.

Aprovechando el derroche creativo de la ciudad, y cabezonería mía mediante, fuimos a ver la obra “Más allá de los límites” de Teatro Atelier 313 (15€, 50 min.) en el Teatro Juan Bravo (Plaza Mayor, 5). La obra, juego de luces e ilusiones ópticas, empieza de forma desconcertante y tras cinco minutos miras a tu alrededor en plan: “¿de verdad van a ser 50 minutos de ésto?” La mirada de Carol, por su parte, era en plan: “¿de verdad me has hecho ver 50 minutos de ésto?” Por suerte (sobre todo para mi) el resto de la obra fue genial, contando historias comprensibles y emotivas. Y evitando posibles rencores hacia mi persona durante la hora de cenar.

G&G[6]: A la hora de cenar, y dado que se jugaba la final de la Copa del Rey entre Athletic y Barça (1 – 4, final del partido), nos decidimos[7] por la ingesta de tapas en el Santana, un bar de arrastradillos en la calle Infanta Isabel. Precios baratos (2€ caña + tapa) y no mucha gente (por lo visto era la última opción de los segovianos y, según se iban llenando los locales cercanos, el bar empezó a estar más concurrido). Las tapas, por supuesto, sin alardes: chorizo con pan, tortilla y croquetas.

Sin duda un día completo. Y mañana el acueducto y la catedral.


Segovia (CINEMA2)Día 2 (14/05/09)

[1] Todos a la vez: ¡hijo puta el que deje algo!

[2] Destacar la simpática cueva, digna de ser fosa común en cualquier capítulo de CSI o Bones, en la cual, a medio camino de la cuesta, los locales más alternativos disfrutan de sus momentos de ocio. O, al menos, eso me pareció a mi.

[3] Y con el fresquito del río y la alameda en el camino. Y es que la fe es poderosa...

[4] Quizá tantas idas y venidas a la Iglesia de la Vera Cruz en pos de la fe fueran para justificar el “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. ¡Todo encaja!

[5] Como yo no soy una persona versada, este tipo de información tengo que sacarla de la red. Niños, en esta nota al pie radica la diferencia entre dármelas de entendido sin tener ni idea (copiar en plan “El rincón del Vago”) y el demostrar que me intereso por aprender y que los demás aprendan (citar las fuentes). Fin del momento educador.

[6] Gastronomy and Gastrophysics: Sección en la que se relatan con gracieta y efusividad los descubrimientos/decepciones gastronómicas del día.

[7] Por supuesto cuando digo “nos” quiero decir “yo quería ver el fútbol desesperadamente y Carol aceptó ver el circo del siglo XXI por darme el gusto”.

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