13 - 17 de mayo 2011, Ávila
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| Dejamos atrás el Paseo del Rastro a la altura de la Puerta de la Santa. Aquí empezamos la bajada hacia el río Adeje. A la derecha dejaremos la Puerta de la Mala Ventura o Arco de los Gitanos, que daba acceso a la antigua judería. Ahora ésta es la parte más nueva de intramuros y no encontramos nada reseñable en ella durante nuestra estancia[3]. |
Los lienzos oeste y norte de la muralla están rodeados de césped, haciendo el paseo toda una experiencia golfística, de enboque en enboque. Ésta es la zona preferida de los abulenses para pasear a sus mascotas ¡no os extrañéis si algún perro corre prado arriba a por vosotros! El lienzo norte presenta dos arcos, el Arco del Carmen (con acceso al adarve de la muralla) y el Arco del Mariscal. Ambos nos dejan de nuevo en la zona antigua de la ciudad. |
| El mirador de los Cuatro Postes con Ávila al fondo ¿y dices que ahora tenemos que volver? |
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| El pórtico de la Basílica de San Vicente. Una de las torres quedó inacabada y podemos ver parches posteriores en el edificio. Lo que más me gusto en todas las iglesias románicas fue el tono rojizo/anaranjado de la sillería. Este material, denominado “piedra caleña”, es común en la zona y dota a las iglesias abulenses de una personalidad propia. |
Pórtico de la Iglesia de Santo Tomé “el Viejo”, ahora parte del Museo Provincial. Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que desde su construcción en el siglo XII esta iglesia no había contado con un elemento decorativo tan llamativo y azul como yo. Ahora podemos empezar el debate de si soy un esbelto fuste de perfil románico o más bien una gárgola de corte medieval. |
| La Catedral del Salvador, construida en el siglo XI, es la primera en introducir el gótico en España y aún es evidente la influencia del románico en el rigor de sus formas. |
A falta de gorgonas, no hay nada como mirar directamente al Sol para quedarse de piedra. |
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| ¡Santa Teresa, mira! No sé si es una aparición divina o extraterrestre... supongo que depende desde que siglo lo mires. |
San Juan de la Cruz, por favor, que baje la prima de riesgo española y que el BCE ajuste su tasa de interés aún a expensas de la inflación[7]. |
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Alejado del casco histórico de Ávila nos encontramos con el Real Monasterio de Santo Tomás. Además de su labor eclesiástica, el recinto fue palacio de verano de los reyes católicos. |
| Lo más destacado del edificio son sus tres claustros, cada vez de mayor perímetro (3.5€). El primero, sobrio y ajado, es el claustro de las Novicias. Un excelente punto para abstraerse del mundanal ruido y atender a lo que nos cuenta la audioguía. |
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| Judías de El Barco y Chuletón en el Mesón Gredos. 15€ el menú con agua y vino incluidos. |
Y nada mejor para terminar la comida que un buen postre. Aquí (y en vuestra maleta) no pueden faltar las yemas de Ávila. A base de huevo, azúcar y limón, estas dulces pelotas de ping pong están en todas los menús y confiterías de la ciudad. Para disfrutarlas tranquilamente nada mejor que acompañarlas con un café en Porta Coeli, mientras que las cajas para regalo podemos adquirirlas al lado, en la pastelería Chuchi (2.5/3.5/4.5€ la caja de 6/8/12 unidades; más baratas que en el Mercado Grande).
Tras tres días de románico y yemas llegó el momento de regresar a casa. Un viaje de hora y media si nuestro destino es Madrid, pero un poco más largo si tenemos que volver a Marsella. Un tiempo extra ideal para pensar en el siguiente estreno de CINEMA.
[1] Una imagen clásica en la vuelta a España es la subida a Ávila por el adoquinado y sus vistas a la muralla. Lástima que la dureza de la cuesta no les permita a los ciclistas (y a algunos viandantes) disfrutar del marco.
[2] Aunque este es el verraco más evidente de Ávila, llegamos a ver otros tres más en diferentes zonas y edificios. ¡Pero hay muchos más esperando a que los descubráis! Ya tenéis tarea para vuestra visita.
[3] Uno esperaría al menos recintos hoteleros, pero todo lo que vimos fueron casas y bloques de pisos nuevos. Así que cuando hablamos del casco antiguo de Ávila nos referimos a la zona intramuros al este de la Puerta del Rastro. Diversión concentrada, cervezas rápidas.
[4] Tan sólo tenemos que seguir las flechas amarillas del Camino de Santiago. Bueno, de una de sus muchas ramificaciones, en este caso el camino del Sureste. Este ramal comienza en Alicante y alcanza al Francés en Astorga, pasando por Albacete, Toledo, Ávila y Benavente.
[5] O lo que es lo mismo, las más evidentes. Seguramente pasamos por delante de casi todas en nuestro deambular por la ciudad, pero llega un momento en el que el románico pasa a ser ruido de fondo y sólo las iglesias más llamativas acaban captando tu atención. En este caso es una lástima la gran capacidad de adaptación del ser humano.
[6] Carol: “¡Siempre me sacas en todas las fotos! ¿Qué pasaría si algún día terminamos, que harías con ellas, eh?”
Trimurti: “Destruirlas. Por si acaso siempre hago dos fotos, una contigo y otra sin ti”.
[7] Aunque éste sería el deseo normal de cualquiera, creo que Carol está centrando sus rezos en un jugoso premio de la lotería. ¡Disidente!
[8] No confundir con la Plaza de Santa Teresa (Mercado Grande). Los homenajes están bien, pero hay que saber cuando parar...
[9] Por supuesto la versión oficial dista mucho de esta invención, pero gracias a internet es posible que alguien la tome por correcta, la copie en algún trabajo de instituto y tenga una bonita anécdota que contar en el futuro. Moraleja: ¡las notas al pie están para leerlas!
[10] Como la que disfrutamos el día 16 para celebrar con retraso el cumpleaños de Carol.