11/6/10

PACA2 (23/05/10)

En cherchant aux ètoiles au Festival de Cannes


Hay dos cosas básicas que siempre hay que hacer cuando se visita un sitio. La primera es la ruta gastronómica para conocer las “delicatessen” de la zona o de la temporada, y la segunda es cuadrar el viaje para disfrutar del acontecimiento estrella de la ciudad/localidad/barrio en cuestión. Puesto que el punto uno lo tengo cubierto a diario, el punto dos pasa a ser de capital importancia. Y es por eso que la visita a Cannes no podía ser en otro momento que durante el famoso Festival de Cine de Cannes.


Así pues, el domingo 23 de mayo de 2010, jornada de clausura y de entrega de premios del 63éme Festival, me monté en el tren en dirección Cannes. Tres cosas me quedaron claras en este trayecto. Cuando vas hacie el este la gente no sabe lo que es el autobús[1], la costa entre Toulon y Cannes es espectacular, de tonos rojizos y llena de vértices, y que los franceses se pasan por el forro los asientos numerados. Tras dos horas llegué a la estación, que está a escasos cinto minutos andando del Boulevard de la Croisette, el paseo marítimo de Cannes.
En al trayecto hacia el paseo marítimo sólo encontraréis tiendas a precios de lujo, ya sean marcas buenas o malas, y la iglesia de Notre Dame de Bon Voyage. Al fondo una iglesia de nuestro tiempo, lugar de reunión y pasiones, el Palais des Festivals et des Congres. Allí me encontré con Niraj, un compañero de trabajo, y nos dispusimos a conocer la ciudad.
Antes de codearnos con las estrellas, decidimos acercarnos a la zona antigua de Cannes, Le Suquet, situada en una colina de empinadas rampas al este del Vieux-Port.
La torre del reloj de Notre Dame d'Esperance. En esta iglesia del siglo XVII se organiza anualmente el Festival de Suquet de música clásica. Al lado se encuentra el Château de la Castre, castillo del siglo XI en el cual se encuentra el Musée de la Castre, el cual destaca por su colección de intrumentos musicales de todo el mundo.
Panoramica de Cannes desde Le Suquet . Podemos ver el Vieux-Port (derecha), los stands del Festival de Cannes (centro), intuir el Hôtel de Ville (izquiera, antre los árboles), el Boulevard y las playas de la Croisette (fondo) y, por supuesto, todas los chalets de lujo que salpican las colinas.

El mar Mediterraneo sobre el mar de antenas, con la Corniche de l'Esterel al fondo. Estamos mirando al otro lado de la colina, en dirección opuesta al centro de Cannes. Más y más edifcios y chalets hasta donde alcanza la vista.

Al descender la colina llegamos al Vieux-Port, donde se aglutinan los lujosos botes del respetable, y a la Place Bernard Cornut Gentille, donde se sitúa el Hôtel de Ville. Desde aquí, y en dirección este, pasamos por la Place du Général de Gaulle y alcanzamos el Boulevard de la Croisette, que nos llevará hasta el la alfombra roja.
El Hôtel de Ville y la estatua dedicada a los caidos en las Guerras Mundiales. El edificio fue contruido en 1876 y es un buen ejemplo de la arquitectura típica de los ayuntamientos de la época (o, al menos, eso dicen).
La Place du Général de Gaulle, un bonito parque donde sentarse a descansar, lleno de puestos con cachibaches de lo más variopinto. Nada que llamara mi atención, pero seguro que los amantes de lo retropijo estarán en su salsa.

¡Y llegamos a la alfombra roja! El Palais des Festivals et des Congres (nombre original donde los haya, muy acorde con el edificio) se situa al lado del Vieux-Port de Cannes. No sé como será desde dentro, pero la arquitectura exterior me pareció horrenda. Quizá no estoy preparado para apreciar las soluciones del siglo XXI a los espacios de reunión. O quizá es, simplemente, feo. En cualquier caso lo importante es su significado: lugar de celebración de uno de los festivales de cine más importantes del mundo[2], en él se concentran la fama y las estrellas de éste y el otro lado del charco, además de alojar una alfrombra roja. Hacerse la típica foto con ella de fondo está bien. Pero está mucho mejor pisarla, sentir el glamour bajo tus pies y las miradas de todos puestas en ti. Por supuesto, eso podemos conseguirlo por las buenas o por las malas.

“Será difícil, pero me voy a currar un corto para el próximo año y así me ganaré el derecho a estar junto a las estrellas (guiño).”

“Será difícil, pero a la de tres saco la navaja y salto la valla. Y si me tengo que llevar pode delante al de seguridad, me lo llevo. Uno, dos,...”

Por la tarde volveriamos al Palais para intentar ver a alguna estrella, pero ahora continuemos nuestro recorrido por el Boulevar de la Croisette: nos adentramos en las playas de Cannes y en sus hoteles más lujosos. Disfrutad del paseo[3].

Chicas en bikini, la calma de las aguas, los yates y los barcos de lujo. Esto es todo lo que ofrece la Plage de la Croisette de Cannes. Desgraciadamente, gran parte de la línea de costa es privada y forma parte de caros restaurantes (por menos de 50€ ni os mirarán a los ojos).
El Carlton, uno de los hoteles más lujosos de Cannes. Durante el festival los hoteles se llenan de estrellas, de gente en los exteriores esperando a las estrellas y de carteles promocionando los próximo estrenos. La mayoría de los cuales ni siquiera están en concurso, pero aquí la idea no es la calidad, si no la cantidad de euros. Sirva como ejemplo para confirmar mi teoría la tercera entrega de “Crónicas de Narnia[4]”.
Le Grand Hotel, pionero en publicdad low-cost (está tan lejos que es necesirio todo el poder del zoom para intuir el director de la película). Mucho más llamativo es el descapotable negro. Y es que las calles de Cannes están salpicadas de Ferraris, Lamborghinis, Porches y...
... alguna que otra cosa rara.
Llegamos al final de Boulevard, el Square 8 Mai 1945[5]. Este es un lugar ideal para tumbarse y descansar a la sombra de las palmeras mientras se disfruta de un helado[6]. Y es que cuando hace calor en Cannes, lo hace de verdad.
Una vez visitada la ciudad y tomado el refrigerio de turno en una terracita[7], es momento de volver a la zona del festival y buscar un lugar para (intentar) ver algún famoso.

Lo primero es encontrar un buen sitio para ver el espectáculo. Sin embargo, ésto no es sencillo: los más fanaticos llevan horas aguardando en los mejores sitios, con sus sombrillas, sus tumbonas y, sobre todo, sus escaleras[8]. Mi consejo: buscad la primera línea a los lados de estos sujetos al menos hora y media antes de que empiece el evento.
Poco a poco, los periodistas (parte delantera) y fotógrafos (laterales) se van agolpando en la alfombra roja a la espera de los protagonistas. A las 18:00 empiezan a llegar los primeros. Los fans, igual o mejor preparados que los profesionales, tampoco pierden detalle.
Los trabajadores de la industria del cine llegan por el Boulevar de la Croisette. Eso sí, los cineastas de segundo nivel andando y las estrellas/productores más adinerados en lujosos coches. Y a todos se les ve igual de bien en la pantalla gigante.

Algunos cineastas de segundo nivel caminando hacia la alfombra roja. Los reconoceréis porque (1) hacen tantas fotos o más que yo, como la señora en rosa, y (2) intentan imitar a los verdaderos ídolos, como “el hombre que quería ser Bunbury”.

Las estrellas se bajan del coche, saludan y los fans (si es que alguien les reconoce[9]) gritarán como locos pidiendo autógrafos y haciendo fotos. Algunos los dan, pero la mayoría se adentra en la masa de periodistas...

... para luego recorrer muy lentamente la alfombra roja; pose, flash, pose, flash, flash, pose, subir escaleras, pose final, entrada en el recinto. Esta secuencia, que se podía seguir gracias la pantalla gigante ya que la nube humana impedía verlo directamente, la realizaron Javier Bardem, Tim Burton, Kirsten Dunst, Benicio del Toro, Juliette Binoche, Salma Hayek y otros muchos. Os pondría alguna foto, pero para ver un borrón de píxeles de dudosa credibilidad[10], prefiero que veáis un álbum de alta calidad[11].

La última en entrar fue Salma Hayek. En total, una hora y cuarto de cineastas desfinaldo y un productivo recuerdo de mi primera alfombra roja: la próxima vez lo haré mucho mejor. Y esto es todo desde Cannes. Despide la conexión el reportero más dicharachero de Marsella. ¡Nos leemos en el siguiente viaje!


[1] Esto explica por qué, aunque el precio del tren es de unos 25€ por trayecto, siempre va lleno: no hay competencia. Y vistas las curvas y retruecanos de la carretera, no entiendo la razón: el viaje, aunque de pesadilla para los de mareo fácil, es de ensueño.

[2] Pero no queda ahí la cosa: Cannes Shopping Festival (enero), Festival des Jeux (febrero) y Cannes Lions (junio) completan un interesante cuarteto de festivales internacionales.

[3] También podéis disfrutar de un refrigerio en alguna de las muchas terrazas del Boulevard al módico precio de 5€ la coca-cola y el quinto de cerveza. Si estáis aquí sois turistas o ricos, así que nada de quejarse de los precios.

[4] Veremos que nos tiene preparado Aslan en esta nueva entrega, que en la anterior se marcó un “aparezco de salvador cuando ya sólo quedan cuatro malos tullidos y mi pueblo de fantasía ha sido esquilmado hasta una población facilmente controlable por un leon tirano disfrazado de héroe” que no tiene precio.

[5] Día de la victoria aliada sobre Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Muchas plazas y calles francesas tienen este conmemorativo nombre.

[6] Hay puestos que venden helados y comida por todo el Boulevard. Y sí, en ninguno había helado sin mala leche.

[7] Al ser turistas no podemos quejarnos de los precios. Pero como no somos ricos, la cerveza más pequeña tomada a sorbos cortos y el bocadillo de la comida traido de casa.

[8] Escaleras en las cuales se subirán cuando lleguen los primeros coches, impidiendote ver nada si estás detrás de ellos. En primera fila y encima en posición elevada. Egoistas hijos de...

[9] Al menos yo no reconocí al 90% de los que llegaron en coche. Supongo que hay que entender un poco más de cine para disfrutar este tipo de eventos en su plenitud.

[10] Ésta es una definición bastante exacta de como se ven las galaxias en las imágenes astronómicas con las que trabajo. Y aún así, funciona.

[11] Que la cámara se quedara sin batería en ese momento también ha pesado en esta decisión.